En medio de la reclusión ocasionada por la pandemia debida al coronavirus, Concha Jerez presenta esta pieza de videoarte, que desde un lugar otro de la reclusión, profundiza sobre los límites de la justicia desde los espacios de estabulación de las cárceles, la realidad interior, el reflejo exterior.

Esta pieza tiene un origen oculto en las acciones que con el título de Paréntesis de interferencias llevó a cabo la artista en el Centro Penitenciario de hombres de Carabanchel, hoy desaparecido, durante dos semanas a partir del día de la Constitución de 1994 y un origen directo en la Instalación Intermedia, sonora y visual, titulada La fosca del mirall (Lo oscuro del espejo), que realizó en 1997 en las salas de exposiciones de Can Palauet de la localidad catalana de Mataró.

De la primera, la artista toma las imágenes fotográficas de la cárcel y las grabaciones sonoras realizadas en ella y de la segunda, las grabaciones videográficas realizadas por la autora de la Instalación en Can Palauet.

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