RADIO REALIDAD(ES)

Por Philip Corner

RADIO REALIDAD(ES)

Hay técnicos maravillosos en el estudio de Radio Nacional, en Madrid.

Cuando les dije, al final de nuestro trabajo en Piezas de realidad musical, “sin vosotros nunca podría haber hecho esto”, su respuesta fue: “¡Estamos agradecidos, porque ese es nuestro trabajo!”

Siempre existe la tendencia (la tentación) de un artista de envidiar a los que materializan sus conceptos… “Yo solamente pienso algunas cosas, mientras que ellos son los que realmente las están haciendo".

Al principio era solo una nota… y debemos preguntarnos si eso sería una realidad, o no. Toqué Friendly Iow Bb, for Ruth Emerson" en mi trombón bajo barroco en el loft Fluxus en 1965.

Sabemos que las notas son los refinamientos del sonido, y una progresión fácil es usar también ruidos. La Pieza de realidad para hoy fue mi primera forma de enunciarlo. Y lo hice grabando el motor de arranque de un coche —conducíamos en una salida al campo— y hacer con ello un bucle, que enviamos al desfile del Avant Garde Festival, donde se amplificaba a través de un camión con altavoces.

Entonces, como yo lo generalizo todo —las múltiples posibilidades nuevas de manifestar una idea-visión— esto se convirtió en OneNoteOnce [Unanotaunavez] y A Piece of (Musical) Reality [Una Pieza de Realidad (Musical)], que bien podrían llamarse OneNoiseOnce de OneSoundOnce [Un ruido una vez de Un sonido una vez].

Desde ese punto de partida, podemos seguir con muchísimas versiones nuevas. Y así lo hice; eso es lo que nos ocupará ahora, tal y como lo hice en Madrid hace ya todos esos años:

Propuesta: “spots” radiofónicos con sonidos individuales… Como anuncios comerciales. ¡Anuncios no comerciales! Yo habría añadido la apreciación intelectual de los anuncios-definiciones antes de cada sonido, mencionando la fuente del sonido, e incorporando detalles como la duración prevista, los niveles dinámicos y otros datos interpretativos similares: solo lo que es, y luego escuchar. ¡El mundo entero es libre! Estos sonidos se tomarían de todas partes. Y así fue. He hecho actuaciones en directo con cosas por el estilo.

Nosotros finalmente decidimos optar —tal vez como una solución más conservadora— por el formato de una Gran Mezcla para una emisión de treinta minutos. Un formato de “teatro acústico”. Decidí combinar una gran variedad de sonidos en un contexto determinado a través del azar. Hay diferencias significativas respecto al procedimiento, y el efecto expresivo, de la pionera Williams Mix de John Cage.

Todos los materiales acústicos fueron creados por mí personalmente —nada genérico, nada de recurrir a un archivo de sonidos—. José fue junto a mí con un micrófono y una walkman Sony profesional. Algunas —pocas— tomas del ambiente general… los niños que juegan cerca de El Prado, la (preciosa) estación de Atocha… —y, también allí, el primer plano del tren—. Otros sonidos en primer plano: piedrecitas pequeñas bajo el micrófono, los armarios en la cocina de Concha, cajones que se abren y se cierran. Muchos sonidos de la vida. Y todo “interpretado”, “tocado”, “tocado con” [“performed”, “played”, “played with”]. E incluso música. De modo que, así como los ruidos de la naturaleza se convirtieron en musicales por medio de la atención y la acción cuidadosa, el piano —instrumento maravilloso— pudo entrar también en ese mundo no artificial con sus sonidos, fuesen ruido o música, compartiendo esa rugosidad refinada que elimina la diferencia. (Podría también ser un concierto para piano, en un contexto diferente).

Después todos se exprimen, se apilan los unos sobre los otros, en esa gran mezcla radiofónica en la que, si no podemos oír todo al mismo tiempo, parece como si pudiésemos. Con la ayuda de dieciséis pistas de sonido, podemos hacer un programa tan preciso como impredecible. "¡Hola! Adelantemos —o retrasemos— la entrada de ese sonido unos pocos segundos”; “Sí, señor".

Terminado. Real como la música; real como la realidad.

Philip Corner, enero 2011